Por experiencia me refiero a las sensaciones, interpretaciones y vivencias subjetivas de la persona durante la hipnosis. En este sentido, tenemos una serie de sensaciones muy asociadas a la hipnosis, como por ejemplo la involuntariedad o automatismo, la amnesia, la relajación…

En los modelos más clásicos, se considera que estas sensaciones y vivencias son consecuencia (y prueba) de ese supuesto estado de hipnosis. Sin embargo, a algunos investigadores se les ocurrió interpretarlo a la inversa: cuando se dan esas sensaciones, entonces lo interpretamos como hipnosis.

Esto puede parecer un simple juego retórico… unos malabares de palabras sin mayor relevancia. Pero no. Y lo mejor de todo, es que se puede demostrar que es así. Y es que si esos efectos son consecuencia del estado de hipnosis, no deberían poder experimentarse sin hipnosis… ¡Pero sí se puede! ¡Y tanto que se puede! De hecho lo hacemos desde hace siglos, cuando hacemos eso que llamaban «tests de sugestionabilidad».

Si los fenómenos hipnóticos pueden provocarse antes de la hipnosis… entonces no pueden ser debidos a la hipnosis, sino al revés.

Pero entonces, ¿cómo podemos provocar esas sensaciones y experiencias «sin hipnosis»? ¿Y cómo podemos convertir eso en hipnosis, tal y como la conocemos?

Simplificando mucho, y para lo que nos interesa, yo suelo poner el foco en dos elementos principales:

Podemos ver cómo, desde este modelo, podemos ser más flexibles, y explicar de manera sencilla otros tipos de rituales y contextos en los que la sugestión se ve implicada… ¡y cómo podríamos utilizarlos!

Ahora solo nos falta ver, en la práctica, cómo aplicar estos conceptos para lograr resultados con quienes no respondan bien, de entrada, al modelo más clásico.

Sin más, ¡diviértete!