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Cómo hipnotizar

Todos sabemos lo que es la hipnosis. Es cuando una persona chasquea los dedos y otra se desploma en el suelo, dormida al instante, y se convierte en una marioneta a las órdenes de su nuevo amo… o al menos eso es lo que puede parecer desde fuera cuando vemos a los hipnotizadores en televisión o en escenarios y por supuesto en películas y series.

Habrá muchos que no crean que eso sea posible… y obviamente tienen razón. Claro que eso es imposible, pero entonces… ¿es un montaje?¿Siempre?¿Todos los hipnotizadores del planeta pagan a actores para que finjan hacer esas cosas?¿Y nadie se va de la lengua?¿Y la gente que paga por un curso de hipnosis, también finge y no pide que le devuelvan el dinero?¿Y los que acuden a un psicólogo para solucionar un problema y reciben hipnosis, fingen curarse?


Obviamente, hay una realidad detrás de todo esto, algo que no es lo que parece a simple vista pero que explique el que la gente actúe de esa manera y sientan lo que dicen sentir… ¡y que tenga sentido!


En este artículo voy a intentar dibujarte, muy a grandes rasgos, la realidad detrás de esa hipnosis que todos conocemos. Empecemos con un poco (muy poco) de historia para entender cómo hemos llegado hasta lo que hoy entendemos por hipnosis.

¿Quién inventó la hipnosis?

Me voy a saltar la clásica introducción de “la hipnosis existe desde las primeras civilizaciones…” para saltar hasta el siglo XVIII al momento en que los científicos se empezaron a interesar por el tema.

Franz Anton Mesmer

Aparece un tal Mesmer, que afirmaba que existía una energía (magnetismo animal) invisible que fluía a través de los seres vivos, y que mediante “pases magnéticos” (es decir, acercando las manos sin llegar a tocar a la persona) podía dirigir ese flujo para sanar. Al hacerlo, sus pacientes convulsionaban, y después decían sentirse mejor. La cosa no acabó especialmente bien para él. El rey Luis XVI de Francia pidió a un comité de grandes científicos de la época (entre ellos Lavoisier, Guillotin o Benjamin Franklin) que evaluaran su teoría, y concluyeron, resumidamente, que aquello no se aguantaba por ningún lado. Algunos consideran el juicio a Mesmer un gran punto de inflexión que llevaría a la creación y consolidación de la psicología como ciencia.

Abate Faria

Al mismo tiempo, en otro lado, el Abate Faria había desarrollado una técnica a la que llamaba “Concentración” con la que las personas caían en “trance” al enseñarles una cruz y darles la orden de concentrarse. Curiosamente, este personaje profundamente religioso no atribuía este “poder” a Dios, sino a la propia capacidad de concentración de las personas… y no iba desencaminado.

Marqués de Puysegur
Luego uno de los discípulos de Mesmer, el Marqués de Puysegur, haciendo sus habituales sesiones de Mesmerismo, se encontró con algo que nunca le había pasado. Un tal Víctor Race, en lugar de tener espasmos como todo el mundo, se quedó “dormido”, pero contestaba a lo que se le preguntaba y hacía lo que se le pedía.

Curiosamente, a partir de ese caso, todos los pacientes de Puysegur empezaron a actuar de igual modo, fenómeno que bautizó como “sonambulismo artificial” por su semejanza aparente con el sonambulismo. Esto ya nos va dando una pista de la importancia de la expectativa en el cómo se manifiesta la hipnosis…

James Braid

Saltamos unos cuántos capítulos para llegar a Braid, que acuñó el término Hipnosis, haciendo referencia al dios griego del sueño Hypnos, por considerarlo un estado de sueño artificial. Más tarde se daría cuenta de su error y trataría de rectificar, pero ya era tarde: el término había gustado mucho y así quedaría hasta nuestros días… con todas sus connotaciones.
Hago una parada aquí para señalar lo caprichoso del asunto: si Víctor no hubiera actuado así (que vete a saber por qué lo hizo…) hoy en día la palabra hipnosis probablemente no existiría, y la manera en que la gente manifestaría lo que fuera que hubiera podría ser totalmente diferente. ¡La hipnosis, tal como la conocemos, es un accidente histórico!

Queda mucha historia por delante, interesantísima toda ella… pero ahora que tenemos una ligera idea del origen de todo esto, vamos al grano.

¿Qué es la hipnosis realmente?

La hipnosis es una de las muchas manifestaciones de la sugestión. Igual que cuando vemos rituales religiosos en que los participantes son “poseídos”, o en que los chamanes o sacerdotes de turno tumban con un gesto o palabra a los participantes que caen entre espasmos y con los ojos en blanco.

Obviamente, estas personas no están “fingiendo”. No tendría ningún sentido hacerlo. Ellos creen y sienten realmente que esas cosas ocurren. Y esto es lo que en psicología se llama sugestión: la capacidad de guiar mediante ideas las creencias, experiencias, sensaciones y conductas de una persona.

En este sentido, la hipnosis es un conjunto de rituales particulares, desprovistos de creencias religiosas concretas y más “cientificada”. Una manera “occidentalizada” de provocar experiencias similares a las “posesiones” y “trances” tan habituales en todas las culturas, pero que solo solemos ver en las otras culturas… Porque “cultos y civilizados occidentales” no hacemos esas cosas tan primitivas… (perdonadme el humor de etnólogo). 

¿Pero cuáles son los mecanismos psicológicos que hacen posible la hipnosis?

Los mecanismos que hacen que esto sea posible son muchos y los psicólogos siguen investigando para acotarlos cada vez mejor. Algunos de los más relevantes son:

Expectativa de respuesta

Nuestro cerebro es una máquina de predecir el futuro. Estamos constantemente prediciendo lo que va a ocurrir en base a la información de que disponemos, y respondiendo en base a esas predicciones. 

Cuando hacemos algo mal y nos damos cuenta de que nos van a pillar y nos va a caer una buena, nos ponemos nerviosos antes de que ocurra: la sola idea de que vaya a pasar ya provoca sensaciones y cambios fisiológicos en nuestro cuerpo. Lo mismo ocurre con todas y cada una de nuestras predicciones.

En este sentido, el ritual hipnótico nos prepara para que pase “algo”… y ese algo va a provocar efectos y sensaciones en nosotros que van a su vez a lanzar nuevas predicciones que se van retroalimentando, actuando en consecuencia. La persona hipnotizada actúa así porque es lo que espera que pase.

Contexto y roles

En diferentes circunstancias adoptamos diferentes roles. No actuamos igual con nuestros padres que con nuestros hijos. Ni con nuestra pareja que con nuestro jefe. Ni con un amigo que con otro. Es más, si pidiéramos a cada una de esas personas que nos describiera, podrían describir a personas totalmente diferentes en algunos casos.

No estamos “fingiendo” ser cada una de esas personas. Simplemente el contexto, la relación, las normas y los acuerdos implícitos o explícitos hacen que “lo normal es actuar así”. 

Pues bien, en el contexto hipnótico hay unos roles claramente definidos de “hipnotizador” e “hipnotizado”, y según con qué rol te identifiques en esa situación, lo “normal” será hacer una cosa u otra… y lo sentirás tan real como el ser padre, hijo, pareja o empleado…

Otros procesos cognitivos

Solemos pensar en la imaginación, la memoria y la percepción como cosas independientes, pero lo cierto es que las tres tienen mucho más en común que lo que las diferencia. 

Lo que vemos, oímos y sentimos está profundamente influenciado por nuestra imaginación y nuestros recuerdos. Cuando recordamos, rellenamos parte de esos recuerdos utilizando tanto lo que estamos percibiendo en ese momento como la imaginación… y por supuesto, no podemos imaginar nada sin recuerdos que recombinar

Entendido así, de repente ya no parece descabellado poder ver y sentir cosas que solo estamos imaginando… nos ocurre a diario, solo que generalmente ni nos damos cuenta de este proceso. Cuando sí nos podemos dar cuenta es cuando soñamos, o cuando vemos una película y nos emocionamos, asustamos o preocupamos como si realmente estuviera ocurriendo.

Con esto creo que ya podemos ir vislumbrando por donde va el asunto realmente, aunque solo son unos pequeños trazos. Si quieres saber un poco más te recomiendo que leas estos artículos, que descargues mi guía gratuita… o que te apuntes a mis cursos de hipnosis.

La hipnosis y la psicología

La hipnosis y la psicología tienen una relación mucho más profunda que simplemente la de “fenómeno y ciencia que lo explica. La hipnosis es, posiblemente, la madre (o una de ellas) de la psicología como ciencia. Ese evento “inexplicable” que mueve a los científicos de su época a pensar “fuera de la caja” y a plantear nuevos paradigmas de investigación y tratamiento fuera del canon de la época: la posibilidad de curar con palabras.

Como hemos visto antes, cuando empezó a gestarse esto de la hipnosis aún no existía la psicología. No se contemplaba el estudio de la mente en sí misma, desde ese plano mental… es decir, sin abrir la cabeza y rebanar el cerebro. La idea de “sanar con palabras”, en el sentido moderno, el de la psicoterapia, volvió a la palestra gracias a esta incipiente hipnosis. Concretamente la palabra “psicoterapia” la acuñó Liebault trabajando con la sugestión como método terapéutico. Por otro lado, la hipnosis también sería una gran influencia para Freud y su (refutadísimo y pseudocientífico) psicoanálisis, que aún a día de hoy impregna a muchos profesionales de la hipnosis, y por tanto, ideas, discursos y manuales sobre el tema. También estuvo en la base de la PNL (Programación Neurolingüística, otra pseudociencia muy de moda hace unos años), y que, al igual que el psicoanálisis, también ha influído a su vez en la manera de hacer hipnosis, concretamente en la llamada Hipnosis Ericksoniana.

Aún hoy, la hipnosis sigue siendo no solo objeto de estudio científico en sí misma, sino una herramienta para la investigación de otras cuestiones relacionadas con la percepción, la memoria y la relación “cuerpo-mente”. En los últimos años, de la mano de Irving Kirsch, se está avanzando mucho en la comprensión del efecto placebo, y la hipnosis juega un gran papel en sus investigaciones, que a su vez, están aportando mucho a la comprensión de la hipnosis misma. Como ves, es difícil separar la psicología de la hipnosis.

Queda mucho por aprender, y parece que vamos a tener hipnosis para rato… aunque tal vez cambie de nombre, o de apariencia… Pero continuemos.

¿Qué se siente al ser hipnotizado?

La experiencia de la hipnosis puede variar según la persona, lo que se haya hecho durante la hipnosis, o el contexto en que se haya hecho. No sentirá lo mismo una persona que ha estado bailando como Michael Jackson en un escenario, que una que acaba de recibir una sesión de hipnoterapia para dejar de fumar o perder peso. Sin embargo, la mayoría suele describir algunas sensaciones en común.

Sin duda, la más común es la profunda relajación que dicen haber sentido. A menudo enfatizan que nunca se habían sentido tan relajados, o que normalmente les cuesta mucho hacerlo y que con la hipnosis no les ha costado nada.

Otra sensación habitual es la de estar “como dividido”, con una sensación clara de estar despierto, consciente y poder actuar con voluntad propia, y al mismo tiempo querer hacer lo que se le está pidiendo y sentirlo como involuntario. “Si hubiese querido podría haberlos abierto, pero no quería” es una frase de lo más habitual.

Otras sensaciones habituales tienen que ver con sentir su cuerpo muy ligero o muy pesado, frío o calor… En cualquier caso, lo que sí es común a todas las personas que viven esta experiencia, es que les resulta muy placentera y siempre quieren repetir.

Mitos de la hipnosis

Hablar de hipnosis nos remite directamente a todo un imaginario colectivo basado en novelas, películas y series, y promovidas en muchos casos por los propios profesionales, tanto en espectáculos como en el ámbito terapéutico e incluso en el académico. A continuación paso a aclarar la realidad detrás de los más habituales de estos mitos o falsas creencias.

Hay que tener un don… no todo el mundo puede hipnotizar

Para nada. La hipnosis es una técnica, y no es especialmente complicada. No es como aprender de 0 a tocar un instrumento o un arte marcial. En el caso de la hipnosis nuestra herramienta principal es el lenguaje, y llevamos toda la vida perfeccionándolo. Por supuesto habrá quien tenga más facilidad, pero no es cuestión de poder o no poder, sino de lograrlo más rápido o menos. Mucha gente ha aprendido a hipnotizar solo viendo unos vídeos en youtube. ¡Yo aprendí con un libro horrible! La mayoría de cursos de hipnosis presenciales que se hacen por todo el mundo son intensivos de uno o dos días, y la gente sale hipnotizando (a menudo en solo unas horas). Así que no, no es ningún don ni poder de unos pocos. Cualquiera puede aprender y puede convertirse (y es lo que yo persigo) en una actividad completamente normal y cotidiana.

La persona está dormida

No, la persona no está dormida… ¡es imposible dormir a alguien con un chasquido o un gesto! La persona está tan despierta y consciente como lo estás tú ahora, leyendo esto. Simplemente decide dejarse llevar por la experiencia y hacer lo que se le pide porque quiere vivir la experiencia y sentir el efecto de la sugestión, o beneficiarse de él.

Si parecen dormidos es solo porque es lo que el hipnotizador les ha pedido, explícita o implícitamente, que hagan. Si yo te pido que cierres los ojos y dejes caer tu cuerpo completamente relajado, y lo haces, desde fuera parecerá que duermes.

Se pierde la consciencia y la voluntad


Como ya he dicho en el punto anterior, no, la persona hipnotizada está consciente en todo momento, y hace lo que hace por que quiere. Otra cosa diferente es que pueda llegar a sentirlo que lo hace de manera automática o “involuntaria”, pero eso depende de otros factores, como la atención, y no de la voluntad. Si te piden que hagas algo que no quieres hacer no lo harás, o harás otra cosa para salvar la situación sin ponerte en un compromiso… como lo harías sin hipnosis.

Se puede quedar atrapado

No. Esto jamás ha pasado. No hay ningún caso documentado en toda la historia de que algo así haya pasado. Como ya hemos visto, la persona está consciente y actúa y piensa con voluntad propia. Simplemente está relajada, muy concentrada en lo que imagina pudiendo llegar a sentirlo… como cuando ves una película que te emociona o te asusta. Te provoca sensaciones reales a pesar de saber que solo es una película. Pues la hipnosis lleva esto un poco más lejos, pero no dejas en ningún momento de ser tú. No puedes “quedar atrapado” viendo una película.

La persona hace todo lo que le dicen

A estas altura creo que ya podemos deducir por qué esto también es falso. Si la persona hipnotizada es consciente y actúa con voluntad propia, del mismo modo puede decidir si quiere hacer lo que se le ha pedido o no. Si vemos que hace todo lo que se le dice, especialmente en espectáculos, es porque el contexto es apropiado para ello: esa persona a ido a ver un espectáculo, a divertirse, y ha decidido subir al escenario para ser protagonista de esa diversión. Esa persona ya estaba dispuesta a hacer lo que se le pidiera antes de ser hipnotizada. Lo que sí que añade la hipnosis, en ese contexto, es que la persona, al sentir las cosas como involuntarias o automáticas, puede volcar la responsabilidad de sus actos a la hipnosis y al hipnotizador, y de este modo deshinibirse y hacer cosas que de otro modo no se atrevería a hacer. Y no, no estoy diciendo que esté fingiendo. Es algo más complejo, pero dejémoslo, de momento, en que está dejándose llevar tanto por la experiencia (porque quiere) que siente que “ocurre” y no “que lo hace”.

Siempre se dice la verdad

Y obviamente, esto también podemos deducirlo ya. La persona hipnotizada, consciente y con voluntad propia puede decidir contar la verdad o no sobre lo que se le pregunte. Puede optar por no decir nada, decir directamente que prefiere no contestar, o contestar a otra cosa ignorando la pregunta, o incluso mentir. O también puede querer y contestar a la pregunta y decir la verdad, claro está.

Se amplifica la memoria

Este mito es promovido especialmente por ciertos hipnoterapeutas, especialmente los que trabajan con la regresión hipnótica. A día de hoy no hay evidencia de que la hipnosis mejore la capacidad de recordar. Lo que sí aumenta con la hipnosis es la confianza que la persona tiene en que su recuerdo es verdadero, lo cuál puede acarrear ciertos problemas, como veremos en el próximo punto.

Todo lo que se recuerda bajo hipnosis es real


No. La memoria no funciona como un ordenador guardando archivos como películas que puedes volver a visionar. Lo que hace nuestro cerebro es descomponer el recuerdo en diferentes “apartados” que almacena por separado, y cuando queremos recordar algo en concreto, lo que hace es reconstruir ese recuerdo, y en ese proceso interviene mucho la imaginación, incluyendo, transformando o mezclando datos almacenados en cada uno de esos apartados. Recordar es un acto creativo. Por eso dos personas pueden recordar la misma cosa de maneras totalmente diferentes.


Con la hipnosis esto puede ocurrir con aún más facilidad, ya que la persona está muy sugestionable y con la imaginación disparada. Si a esto le sumamos que, como hemos visto antes, su confianza en la veracidad de sus recuerdos sí que se ve aumentada por la hipnosis, es mucho más fácil que cree falsos recuerdos y los sienta como reales 100%.
Esto quiere decir que la persona hipnotizada no solo puede mentir voluntariamente, sino que puede creer que dice la verdad y no serlo. Esto hace que la hipnosis sea una muy mala herramienta para buscar “verdades”. Oigamos lo que nos dice, interpretémoslo… pero no nos lo creamos demasiado.

Se puede hipnotizar a alguien mientras duerme

Otro gran clásico de las series cómicas y de las empresas que venden audios para escuchar mientras duermes para toda clase de cosas. No, hablarle al oído a alguien que duerme no sirve para nada. Como mucho, si coincide con la fase adecuada del sueño, podrías influir de alguna manera en lo que esté soñando… pero de ahí a que esa persona empiece a cambiar su vida o a hacer acciones concretas dirigidas por esos mensajes hay un abismo. La hipnosis no tiene nada que ver con el sueño. No hay nada más aburrido que hablar con alguien mientras duerme…

La hipnosis puede curar casi cualquier cosa rápido y sin esfuerzo

La hipnosis no cura nada. La hipnosis es una técnica coadyuvante que puede facilitar, acelerar y potenciar diversos enfoques terapéuticos, pero lo que te curará es la terapia adecuada para cada caso… y todas las terapias requieren voluntad y esfuerzos por parte del paciente. 

 
Los principales beneficios que puede aportar la hipnosis en ese contexto tienen que ver con el control del dolor, reducción de la ansiedad y control emocional. Teniendo en cuenta que son los principales síntomas de casi cualquier trastorno por los que alguien va a un terapeuta (depresión, fobia, ansiedad, dolor sin causa biológica conocida…), eso implica que su uso, en el marco de una terapia adecuada, a menudo podrá sumar. Suele decirse que para tratar algo con hipnosis tienes que saber tratarlo sin hipnosis.

Tipos de hipnosis

Como ya hemos visto, la hipnosis puede hacerse y manifestarse de maneras diferentes. En este sentido podemos reconocer diferentes “estilos” dentro de la hipnosis, en función de si se hace más rápido o más lento, con sugestiones más autoritarias y directas o más indirectas y permisivas… A continuación te explico brevemente algunos de los más relevantes.

Hipnosis lenta o hipnosis por relajación

Es la más habitual en consultas de terapia y en el ámbito clínico. Se basa esencialmente en hacer una larga relajación acompañada de sugestiones placenteras y agradables en las que la persona podrá ir focalizando su atención para luego hacer el trabajo que se desee. Los que nos gusta ir más rápido a veces nos referimos a este estilo como “hipnosis por aburrimiento” a modo de broma, pero en cualquier caso, es una manera muy agradable de vivir la experiencia.

Hipnosis rápida o instantánea

Se refiere a las técnicas que se basan más en la confusión (en cualquiera de sus formas) o en la expectativa para guiar a la persona al contexto hipnótico en cuestión de pocos minutos o segundos. Estas técnicas son más habituales en los espectáculos por lo vistosas e impactantes que pueden resultar desde fuera, pero hoy en día también puede verse a muchos terapeutas recurrir a ellas para ahorrar tiempo y poder dedicarse más a la terapia en sí misma.

Hipnosis clásica

Es la que solemos tener en mente cuando hablamos de hipnosis. Esa en la que el hipnotizador parece que domina a la persona hipnotizada que obedece sus órdenes. Se basa en la sugestión directa y autoritaria: “haz esto”, “siente esto”, “imagina esto”, “ya no puedes hacer esto”…

Hipnosis Ericksoniana

Este estilo, que debe su nombre a Milton Erickson, psiquiatra e hipnoterapeuta que desarrolló toda una nueva forma de hacer hipnosis basada en la sugerencia, en la metáfora, en la sugestión indirecta y que otorgaba todo el control de la sesión al paciente. En este estilo, el hipnotizador, en lugar de decirle a la persona de manera precisa lo que debe imaginar, sentir o hacer, optará por utilizar un lenguaje ambiguo y vago en detalles, dejando que sea la persona la que vaya rellenando los huecos con su propia experiencia. La principal ventaja de este enfoque es que se adapta mucho mejor a la experiencia individual y única de cada persona y evita muchas posibles “resistencias” o “choques” entre las instrucciones del hipnotizador y su propia experiencia.

Por supuesto, hay muchos otros estilos, combinaciones y puntos intermedios, que cogen de aquí y de allá lo que consideran mejor para sus objetivos, contextos, clientes… Lo interesantes es saber navegar entre todos ellos para tener más recursos y poder adaptarse a cualquier situación.

Y… ¿para qué sirve la hipnosis?

La hipnosis como técnica tiene dos áreas de aplicación claramente predominantes. Por un lado la relacionada con la salud: hipnosis clínica o hipnoterapia. Por otro lado la relacionada con el entretenimiento y el espectáculo: hipnosis televisiva, hipnosis de espectáculo o escénica, hipnosis callejera… Ahora bien, las técnicas que utilizamos para provocar esos fenómenos hipnóticos, quitando la palabra hipnosis de enmedio tienen aplicaciones en todas las facetas de la vida que impliquen la comunicación, tanto con los demás como con uno mismo. Pedagogía, crecimiento personal, ventas, seducción, sociabilización, publicidad, hablar en público… Hay mil campos a los que se pueden aplicar las técnicas y recursos que utilizamos durante la hipnosis.

Veamos algunas de sus utilidades más habituales.

Autohipnosis

¿Qué es la autohipnosis? Pues como su nombre indica, es la aplicación de las técnicas de hipnosis sobre uno mismo. De esta maner podemos analizar y controlar nuestras emociones, relajarnos, motivarnos, planificar objetivos o prepararnos para afrontar de la mejor manera una situación dada.

Hipnosis clínica e Hipnoterapia

¿Qué es la hipnosis clínica? La hipnosis clínica es el uso de la hipnosis en el campo de la salud en general. Esto puede incluir su uso como analgesia o sedante en intervenciones quirúrgicas, extracciones dentales, parto sin dolor… En este sentido, los principales beneficios de la hipnosis frente a la administración de medicamentos es que no tiene contraindicaciones, ni alergias, ni efectos secundarios… lo cuál conlleva una recuperación más rápida y menos riesgos. Como contraparte, su principal problema es su “imprevisibilidad”. En cualquier momento, en medio de una intervención, la sugestión podría dejar de funcionar por muy diversos e incontrolables motivos, al contrario que con los fármacos, cuyo efecto puede medirse y controlarse con márgenes de error bien establecidos. Por eso no se puede generalizar el uso de la hipnosis en este sentido y debe ser estudiado caso por caso y con mucha supervisión. Por otro lado tenemos su uso más extendido, el de la psicoterapia con hipnosis o hipnoterapia.

¿Y qué es la hipnoterapia? Como ya hemos mencionado más arriba, la hipnoterapia es la aplicación de técnicas de hipnosis en el contexto de una terapia psicológica. En este sentido, la hipnosis ha demostrado ser muy efectiva para la disminución del dolor, lo cuál la hace ideal para condiciones como la fibromialgia, a falta de otros tratamientos. Otro de sus grandes puntos fuertes es la reducción de la ansiedad y todo el abanico de opciones para las que esto puede ser útil: desde fobias a adicciones a cambios de hábitos, como dejar de fumar o adelgazar… Y muchas otras. Cabe señalar que a menudo se exagera su potencial en este sentido, y como he dicho antes, no es la hipnosis la que te va a solucionar el problema. Solo es una ayuda más, pero lo importante es que el enfoque terapéutico sea adecuado.

Hipnosis de espectáculo

¿Qué es la hipnosis de espectáculo? Esta denominación incluye toda hipnosis que se haga con fines de entretenimiento o exhibición. Esto puede incluir la hipnosis escénica, la hipnosis televisiva, o su modalidad más informal, la hipnosis callejera. En esta manera de hacer hipnosis el objetivo principal suele ser que la persona descubra lo que puede llegar a sentir con la hipnosis, y hacer que lo viva como una experiencia lo más intensa, divertida y agradable posible. En este sentido, el valor de estas demostraciones de hipnosis es el de servir de “puerta de entrada” a este mundillo. De picar la curiosidad de la gente para que quiera saber más, y, tal vez, querer aprovechar esta recién descubierta capacidad para mejorar algún aspecto de su vida acudiendo a un terapeuta cualificado.

Este tipo de hipnosis es la que yo promuevo y practico principalmente, y la que creo que debería generalizarse hasta convertirse en un juego común y habitual entre los jóvenes (y no tan jóvenes), ya que permite que la gente tome consciencia de lo engañosos que pueden ser sus sentidos y de la importancia de tener una “higiene mental”.

Regresión hipnótica

¿Qué es la regresión hipnótica o hipnosis regresiva? Es una técnica que busca retroceder en la memoria de la persona para hallar información presuntamente oculta, bloqueada u olvidada. Este es sin duda uno de los usos más conocidos de la hipnosis, y tiene su origen en el trabajo de Freud, aunque su “boom” en la cultura popular vino a raíz de los libros de Brian Weiss. Hoy en día la ciencia ha refutado de todas las formas posibles la presunta veracidad de estos relatos que la gente dice recordar, tanto de su vida actual como de supuestas vidas pasadas, como ya hemos visto antes. Sin embargo, a modo de entretenimiento o de ejercicio de introspección, puede resultar una experiencia muy interesante, siempre que no se tome de manera literal ni se le dé demasiada importancia a lo que de ahí pueda salir. Entendido como un “juego creativo”… que de alguna manera representa partes de lo que piensas y vives actualmente, puede ser muy enriquecedor. Pero su uso como terapia está desaconsejado por ser menos efectivo que otras técnicas (terapia cognitivo conductual, por ejemplo) y acarrear riesgos innecesarios (creación de falsos recuerdos, confusión…).

Cómo aprender a hipnotizar? ¿Dónde estudiar o aprender hipnosis?

Llegados a este punto tal vez te estés planteando aprender a hipnotizar, ya sea solo por curiosidad, o para un uso profesional. Pues tienes suerte de vivir en el siglo XXI, porque tienes opciones para todos los gustos y bolsillos. Si quieres aprender cómo hipnotizar a una persona (o a varias…), aquí tienes algunas ideas.

Cómo aprender hipnosis gratis

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En mi canal de Youtube tienes más de un centenar de vídeo tutoriales, demostraciones, experiencias para sentir desde casa, directos resolviendo dudas… todo completamente gratis. El único inconveniente es que tal vez te pierdas entre tanto vídeo (a pesar de las listas de reproducción), pero no te preocupes. Ahora te cuento por qué.

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Efectivamente, puedes descargar mi guía gratuita, con algunas explicaciones para hilar todo lo necesario para empezar y enlaces a listas de reproducción pensadas para ese propósito. Así puedes empezar a practicar con amigos y familiares totalmente gratis. Puedes descargarla aquí.

Cómo estudiar hipnosis con cursos de pago

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Y esto es todo. Creo que con esto ya te haces una idea un poco más realista de lo que es la hipnosis. Espero que te haya resultado útil e interesante esta información. Si crees que puede interesar a tus contactos no dudes en compartirlo.

Sin más, ¡diviértete!