La deinducción es el último paso de toda sesión de hipnosis clásica. Es el momento en que se le pide a la persona que vuelva a la completa normalidad. Normalmente se incluyen sugestiones de bienestar, calma, energía, alegría, motivación… en definitiva, sensaciones agradables y placenteras. Vamos a ver las diferentes formas de hacerla, así como algunas situaciones más o menos habituales.

La versión más clásica y conocida de la deinducción es la que implica una cuenta hasta 3, 5 o 10. Es un estilo más directivo y autoritario, en el que el hipnotizador marca el ritmo en todo momento. Para hacerlo basta con decirle a la persona hasta cuánto vamos a contar para que “despierte” y vuelva a la normalidad, y luego iniciar la cuenta, añadiendo después de cada número algunas sugestiones de bienestar e instrucciones de movimiento para que vaya reactivándose progresivamente. Por ejemplo:

• Directiva: “1…. vas volviendo en ti, tomando consciencia de dónde estamos… 2… puedes ir moviendo manos y pies… 3… sientes que te recargas de energía, haz una inspiración profunda y siente como el aire refresca tu cabeza y te hace sentir muy bien… 4… puedes mover brazos y piernas, desperezarte… y 5… puedes abrir los ojos y volver a la normalidad”

También puede hacerse de un modo más moderno y permisivo, dejando que sea la persona misma la que marque su propio ritmo. Es la que yo suelo tomar como primera opción. Bastaría con decirle a la persona que, a su ritmo, vaya volviendo a la normalidad y abra los ojos cuando así lo decida… y esperar a que lo haga.

• Permisiva: ”Cuando quieras abre los ojos y vuelve a la completa normalidad, al aquí y ahora, sintiéndote estupendamente bien”.

Posibles imprevistos:

¡Y listo!

Nos vemos en la próxima lección para acabar de ver todo el protocolo, con la intensificación.

Sin más… ¡Diviértete!